Puede que a veces no nos demos cuenta de lo que tenemos. No
nos damos cuenta porque están ahí siempre. Estamos acostumbrados a que estén
día, tarde y noche a nuestra disposición, ya sea en tu casa, una tarde, una
noche o a través de una pantalla. Cuando llega alguien nuevo a tu vida, pones
todo tu tiempo en él/ella y puede que a estas personas les des de lado, les
prestes menos atención, hables con él/ella menos de lo habitual…en general, lo
típico. Pero de lo que no nos damos cuenta es de que ¿y si esta persona nueva
en tu vida desaparece? Sencillo, los de siempre seguirán ahí, a pesar de todo.
Y es que no todas las personas en este mundo pueden presumir de esto, puede que
estén rodeadas de gente “falsa” y no se hayan dado cuenta, que no cuente con
esa gente, su gente de verdad. Y es que a veces, mi vida se puede desmoronar
por completo, pero cuento con estas personas, que sinceramente valen oro.
Personas que te ayudan con esas “rayadas” de adolescente, te apoyan tomes la
decisión que tomes o hagas lo que hagas, por tal de que seas feliz. Yo tengo
claro quien son esas personas, y realmente, las puedo contar con los dedos de
una mano. No me avergüenzo por ello. Que puede que me haya dado cuenta tarde,
que a veces no valore las cosas que tengo y solo me centre en lo malo, que
critique a una persona por como es y luego se puede convertir en mi mejor amigo
o en una de las mejores personas que conozcas, pero al menos es mejor darse
cuenta tarde que nunca ¿no? Por eso siempre tenemos que valorar las cosas que
realmente importan, porque puede que un día ya no estén o desaparezcan por
completo de tu vida, y ese es el peor momento, cuando te das cuenta de lo que has
perdido ya no está y ya es demasiado tarde.
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